Refrescante, lúcido, sorprendente, apañado, caracolizante, reflexivo, apasionado, contemplativo, pausado, frenético, colifloresco... mi mundo y yo.

Zúhmántico: Se dice de aquella persona, ser o cosa enamorada de la vida, capaz de transformar momentos y situaciones vividas en simples y exiguas palabras y con la habilidad de ver el doble sentido de toda frase, comúnmente conocidos como romanticones.

Actualmente trabajando en esto: Zúh Malheur Bonheur.

Un ser bípedo, gracioso, crítico, osado, amoroso cuando se deja, con un montón de cosas por decir y con un contenido sentido de la austeridad verbal.


28 oct 2013

1995

Bronquitis, mis pulmones no soplaban a mi favor, irónico. Volví al hospital más de una vez, así empecé mi año de vida. Suerte que todo eso se normalizó y mi salud mejoró hasta tal punto que nunca he vuelto a tener esos problemas tan graves.

Nos fuimos a vivir a una casa enorme, casa de la cual sólo recuerdo una cosa, y es mi recuerdo más temprano y único que tengo de mis primeros años; su escalera. Yo la llamaba y la sigo llamando la casa caracol, esa escalera era enorme y en forma de espiral, mirabas desde abajo y veías todo hacia arriba dando vueltas, absolutamente genial. Toda o casi toda la información contada aquí es de fuentes ajenas y en un orden un tanto aleatorio, evidentemente, yo tenía poca constancia de la realidad en mi primer año de vida así que poco podría contar por mí solo, allá voy.

Mi madre no trabajaba, pero mi padre sí, en un hotel, no sé exactamente en qué, pero imagino que ahí ya estaba en el sector de la hostelería. Ella me definía como "mu jartible" y "mu pesao", pero inteligente, un niño pícaro, un cabrón, vamos. Lo que ella hacía era pasar el tiempo conmigo y dedicarse a las cosas de la casa, qué sufrimiento debía ser limpiar aquella escalera. Estuvimos prácticamente todo el año en aquella casa, pero por circunstancias económicas, mis padres tuvieron que abandonar aquella morada e irse a vivir con mi abuela, mi única abuela, sí, única. la madre de mi madre. De todos modos, tengo la sensación de que algún día volveré a pisar esa casa caracol. La gente se quitó de su boca el nombre de Daniel, y empezaron a llamarme, bueno, eso que en unos meses se transformó en Zu y yo modifiqué a Zúh por estética. Mi madre inundaba a sus conocidos con su historia, ella decía: "En el parto me puse muy mal y juré a Dios que si todo salía bien le pondría el nombre de Jesús". Era un niño que no paraba, iba de una travesura a otra. Cerca de junio fue cuando me bauticé y me hice una foto muy famosa, muy pero que muy famosa, la cual todo el que haya entrado en el salón de mi actual casa. La primera vez que fui a la playa acabé encantado, me encanta jugar en el agua, pero no simpatizaba mucho con la arena, me picaba. No le tenía miedo a nada, era demasiado atrevido, me encantaban los animales, el campo y cualquier tipo de insecto, sin miedo a que me mordiesen o picaran. Mi comida preferida era el arroz con tomate, cosa que ahora no me hace mucha ilusión. Solía jugar mucho con los cubitos de lego, con libros viejos y bailando, sí, bailando, no es que aprendiese a andar con apenas diez meses, no, ya sabía bailar y era lo que más me gustaba hacer. Aprendí a hablar mucho antes de cumplir el año, a los siete meses o así, y a cantar e imitar voces, pero a pesar de esto, mi madre no se acuerda de cuál fue mi primera palabra, quedará siempre en la incógnita. Solía dibujar hombres palo, no le veo sentido pero es lo que hacía yo, y con quien me llevaba mejor era con la "tata", mi tía segunda, pero no podía ver a su hijo, lo odiaba.

Y poco más, fue un año inolvidable para mis padres viendo cómo mutaba, digo... crecía. Al final del año o del próximo nos mudamos a un piso algo cercano a la casa de mi abuela, una vez ya cumplí el año y dejé de ser medido en meses. Allí cambió bastante nuestra vida, dio un giro enorme el cual contaré como corresponde, en el 1996.

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